Tres hermanas con queratocono

diciembre 10, 2011

Aquí puede escuchar el audio del artículo:

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Daniela y Andrea comparten un mismo apellido y además una misma enfermedad, el queratocono.

Daniela, le rezaba todas las noches a la virgen de Guadalupe, pidiéndole que le diera fortaleza para acostumbrarse a los lentes de contacto que debía usar como tratamiento a la enfermedad que padece. Para esta joven el queratocono es una cruz que la cargan los fuertes y aunque ella no considera serlo, logró alcanzar la fortaleza para usar a diario lentes de contacto rígidos que el médico le prescribió desde hace tres años.

Esta joven, sentía mucha molestia, sus ojos lagrimeaban y el lente no se posicionaba correctamente sobre su córnea, además le era muy incómodo tener objetos extraños en sus ojos, por lo que, en un principio su hermana la ayudaba a colocárselos. Pero tuvo que aprender a ponérselos sola, pues sin ningún tipo de lente su visión era borrosa y desenfocada. Situación que cambiaba significativamente al usar los lentes de contacto rígidos, ya que, su uso corrige significativamente la visión en personas con Queratocono y controla el progreso de la enfermedad.

Daniela, se enteró que tiene queratocono por una consulta de rutina con el optómetra, pues, ha usado lentes de armazón desde muy pequeña. Está tan acostumbrada a ellos, que se siente extraña cuando no los usa, esto sumado a las múltiples interrogaciones de sus compañeros frente al uso de lentes de contacto y el hecho de que considera que las personas que conocen de su enfermedad sienten lástima por ella, han provocado que no se sienta cómoda al usarlos.

Sólo un 10% de los descendiente de persona con Queratocono, poseen la enfermedad, pero, Daniela no es la única con esta enfermedad en su familia, pues, sus dos hermanas mayores también lo padecen. Andrea una de sus hermanas fue diagnosticada hace seis años; en su caso no ha perdido tanto la visión, la curvatura de su córnea se ha mantenido casi igual, a pesar de que tampoco usa las horas que requiere los lentes de contacto, razón por la cual no se considera una influencia positiva para su hermana menor.

En lugar de unirse por el hecho de compartir una misma enfermedad, la falta de adaptación de dos de las hermanas a los lentes de contacto ha provocado conflictos entre ellas, los cuales se incrementaron desde que su hermana mayor requirió un trasplante de córnea de su ojo izquierdo.

Además de este problema, ambas consideran que la enfermedad es muy costosa, pues, al año gastan un promedio 1200 dólares en lentes de armazón y lentes de contacto rigidos, sin calcular el costo de las consultas, colirios lubricantes e implementos de aseo de los lentes. A lo que se ha sumado los gastos del trasplante y chequeos posoperatorios de su hermana.

Las hermanas temen requerir un trasplante, y no han considerado la posibilidad de realizarse ningún tratamiento como el crosslinking o los anillos intraestromales, procedimientos que el seguro médico no cubriría por ser una enfermedad preexistente.

Las hermanas han vivido en carne propia los efectos de un tratamiento tardío a través de su hermana mayor, y aunque fueron diagnosticadas en la fase inicial del queratocono, se han descuidado por falta de información, miedo y debido a que su visión ha sido fácil de corregir con lentes de armazón en el caso de Daniela, y en el caso de Andrea porque sin lentes logra ver sin mucha dificultad.

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